2001: el año del asentamiento |
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Tras
los tirones de oreja sufridos por el especulativo mundillo de las inversiones
desmesuradas en proyectos bitusí prematuros, poco meditados y basados
en el pelotazo del corto plazo, lo que va quedando son las iniciativas de
calado, aquellas que conciernen de verdad a la modernización de infraestructuras
y a la implantación de servicios de calidad, y que por fortuna no
se basan en los informes inútiles de algunas firmas especializadas
en el análisis de la cosa tecnológica y bursátil. Se viven, en fin, tiempos en los que en un ambiente de balbuceante globalización y pocas ganas de crisis económica, se están empezando a diseñar los cimientos de la sociedad de la información. Servicios y firma electrónica España, en el contexto de la Unión Europea, es un buen ejemplo. Si todo va bien, en este año 2001 vamos a poder asistir a la tramitación parlamentaria de dos piezas fundamentales del entramado: la de la futura ley de servicios de la sociedad de la información y de comercio electrónico, que en coherencia con la Directiva al efecto, va a proporcionar un marco jurídico, una seguridad jurídica, a personas, administraciones y empresas; y la de la futura ley de firma electrónica, también acorde con la correspondiente Directiva, una pieza esencial del entramado junto al sistema de acreditación de prestadores de servicios de certificación electrónica. A todo ello hay que sumar la normativa sobre nombres de dominio, cuya gestión va a quedar encuadrada en la entidad pública empresarial Red.es, que a tenor de lo que puede deducirse de las declaraciones realizadas a esta revista por Borja Adsura, Director General para el Desarrollo de la Sociedad de la Información del Ministerio de Ciencia y Tecnología, está llamada también a jugar un papel estelar en algunas áreas de las TIC, en especial la de la seguridad. Da la sensación, además, de que por fin en este país, se van a solucionar en breve algunas carencias inexplicables en áreas de seguridad como la que toca a la evaluación y certificación de productos. Pese a que España, junto a otros quince estados, es miembro del llamado Arreglo de reconocimiento de certificados de Criterios Comunes, no dispone de esquema nacional publicado, a diferencia de Reino Unido, Alemania, Francia... Esta situación debe cambiar cuanto antes. De hecho, todo indica que va a ser así. La industria La industria de seguridad en TIC está en un buen momento. Lo testimonia la abultada propuesta primaveral de herramientas tecnológicas. Cualquier profesional que intente conocer en profundidad la muy luenga caterva de versiones, refinamientos, herramientas con nuevos propósitos específicos, productos híbridos, conjuntos integrados multifabricante..., corre el peligro de pillar estrés para el resto del año. La floración es de tales dimensiones, que bien merece considerarse como evidencia de la buena salud de un ramo, puntero en el contexto general de la industria de TIC, que está sabiendo generar una oferta amplia para que el usuario elija lo que más se adapte a sus necesidades. El mercado español les resulta ya atractivo a los desarrolladores multinacionales de herramientas y a los dedicados a la prestación de servicios/tecnología, muchos de los cuales se están viendo obligados a abrir oficina para no perder oportunidades, escopeteados por los éxitos que están obteniendo algunas firmas más madrugadoras y con una inteligencia empresarial más aguda en lo que al cultivo y divulgación de sus marcas y potencialidades se refiere. Esto suele pasar en los negocios de crecimiento explosivo: los que no han estado atentos, llegan tarde y con el camino cuesta arriba; y eso dando por supuesto que sus representantes directos sepan tocar los resortes adecuados con los que ya cuenta el ramo de seguridad en España. Directores de seguridad 2001 parece también un buen año para abrir el debate acerca de cuáles deben y cuales no deben ser las funciones de los responsables de seguridad de las entidades, y qué modelo o modelos merece la pena explotar para conseguir un punto óptimo de interrelación con las distintas áreas tecnológicas, de control y de auditoría, al objeto de cumplir de modo eficiente y eficaz las normas estipuladas en las políticas corporativas, y retroalimentar éstas al ritmo adecuado o deseado. El debate, de alto nivel, contribuirá al asentamiento y normalización de la función en el escenario global de la gestión de las empresas, y en su devenir quizá debamos acostumbrarnos desde ya a hermanar el término seguridad con el de calidad, tal y como propone de modo brillante en páginas interiores un extraordinario profesional que presta sus servicios en una compañía española. Securmática 2001 La revista SIC está ultimando los preparativos de la XII edición del Congreso español de Seguridad en Tecnologías de Información y Comunicaciones, Securmática 2001. Algunos de los asuntos apuntados en este editorial se van a tratar en el evento, que en esta ocasión va a estar igualmente marcado por la inclusión en el programa de algunos proyectos de seguridad que están desarrollando empresas usuarias que operan en España. En este Congreso profesional, y como siempre ha sido intención de sus organizadores, se intentará trazar, en la medida de lo posible, el camino que está siguiendo la seguridad, a efectos legales, tecnológicos y de organización en un mundo tan cambiante como el de hoy. |
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