¡Qué vienen!


Como en todo lo demás, la conformación de un mercado –sea el que sea– no tiene excesivos secretos: su carta de naturaleza la otorgan los actores oferentes y los actores demandantes. El caso de la seguridad TIC no se aparta un ápice del guión: de un lado, se encuentran los usuarios, y de otro, quienes ofrecen sus tecnologías y prestan sus servicios. Precisamente en este último colectivo se encuadra el ‘mayorista’, figura que en esta ocasión suscita el presente comentario.
La del mayorista es una figura que en el contexto de la seguridad TIC ha venido desarrollando una labor no ya sólo necesaria sino nuclear, en tanto encauzador –y por ende dinamizador– de las múltiples opciones tecnológicas de protección y su puesta a disposición en el mercado. De sus portafolios se nutren abundamentemente los otros actores que completan este reparto: los integradores (en sus plurales y variopintas modalidades), los cuales subsiguientemente ‘trasponen’ esas tecnologías a los usuarios para redondear el ciclo.
LUIS G. FERNÁNDEZ
Editor
lfernandez@codasic.com
Los cometidos de un mayorista en seguridad TIC no son en modo alguno triviales y se sitúan en las antípodas de la denominada estrategia del ‘tendero’. Ha de poseer una notable capacidad predictora, arrojo mercantil en la asunción de riesgos, precisa de los adecuados conocimientos de unas herramientas sumamente complicadas y ha de hacer gala de las necesarias dosis de diplomacia y soltura promocional en su quehacer negocial.
Por fortuna, desde hace bastante tiempo el mercado español ha tenido la suerte de que en él operen algunos mayoristas que se han ganado a pulso el respeto del sector al que se orientan expresamente. Sin entrar en consideraciones sobre sus respectivas singularidades de enfoque, que las hay, sus nombres están en boca de todos los profesionales de la seguridad: son ADD DI, Afina Sistemas y Allasso. Un elenco, digamos que histórico y clásico, aunque ... ya no único.
Era inevitable. Ni el segmento mercantil de la seguridad TIC puede ya disimular el ‘olor a rica miel’ que desprende ni, por tanto, escapar de las sensibles pituitarias de los nuevos candidados a operar en estos ámbitos.
Todo parece indicar que se aproxima un tropel de canditatos a desembarcar como mayoristas en seguridad TIC, los más provenientes de ese otro colectivo, más próximo a la clásica apilación/evacuación de cajas en las materias que le son consustanciales.
Al margen del origen más o menos fundamentado de este inminente desembarco (véase ¿estrategias cuantitativas ya exhaustas? ¿búsqueda de vergeles más cualitativamente prometedores?), lo cierto es que se presentan muy dispuestos a ejercer como tales. A todos ellos quizá convendría que mensuraran lo siguiente: ¿saben realmente en qué consiste eso de la seguridad TIC? Como quien dice ayer, alguno que no lo supo consistentemente se quedó en el camino.

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