El fin de la infancia


Europa ha empezado a valorar sin demora el impacto del terrorismo tras los lamentables y tristes sucesos del 11-M en Madrid, y entre las primeras medidas anunciadas se encuentra la intención de la Comisión Europea de redactar una propuesta legislativa para obligar a los operadores de Internet a conservar los datos personales que gestionan, de tal suerte que puedan usarse de forma preventiva y reactiva por la policía y por los servicios de inteligencia en sus investigaciones y operaciones contra el terrorismo. Europol sería partidaria de almacenar los datos que se considere que hay que almacenar durante 2 ó 3 años. Esto va a tener unas muy notables implicaciones en la seguridad de la información y, consecuentemente, en seguridad TIC.
No va a ser la única reacción. Ya hay otras que se van a tomar en otros escenarios (aeropuertos, por ejemplo); y quizás, en estos tiempos, en los que se pretende imponer un endurecimiento del control y la supervisión en los ámbitos económicos y financieros, puedan crearse normas no voluntarias que obliguen formalmente a gestionar los riesgos de información.
JOSÉ DE LA PEÑA MUÑOZ
Director
jpm@codasic.com

No obstante, en el ambiente enrarecido de hoy es difícil encontrar nexos de unión entre acontecimientos tan traumáticos como los vividos recientemente, su significado y las consecuencias que su impacto en los decisores puede tener para la seguridad.

Pero que sea difícil encontrar dichos nexos, no significa que sean inexistentes; antes bien, no parece descabellado pensar –como ya hicieron en USA tras el 11-S– que una sociedad desarrollada, cuyas enredadas infraestructuras críticas de información y de servicios –ya sean públicas o privadas– dependen completamente de la calidad de su información y de la continuidad de los sistemas tecnológicos que las sustentan, se preocupe –si no lo ha hecho ya– por protegerlas sin mirar excesivamente el euro.

¿Quién sabe? A lo mejor está cercano el momento histórico en el que por fin la disponibilidad empiece a dejar de ser la incomprendida de la seguridad, y se ponga a la altura de sus hermanas presumidas, la confidencialidad y la integridad, en la mente de los que mandan y en la de los que deciden.


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