Ahora bien, después de los grandes planteamientos, estrategias
y decisiones siempre viene la realidad diaria; es decir, que estás
sólo en el frente del día a día, enfrentándote
a hackers, virus, vulnerabilidades, técnicos celosos,
usuarios listillos, usuarios quejosos, estafadores, enormes logs y escasos
presupuestos.
Así que en “¿Qué preocupa?” he considerado
más conveniente –y ligero de leer– resumir algunas
preocupaciones, reflexiones personales, vivencias y trucos que colegas
míos y yo, como soldados veteranos, nos hemos confesado o compartido
en la soledad de nuestras trincheras con la esperanza de que sean consejos
que puedan servir a cualquier nuevo administrador de seguridad.
Sobre estrategia
Ten siempre presente que la seguridad es sólo poder responder a
cuatro preguntas:
1.¿Quién existe en mis sistemas? Si no
sabes identificar de golpe a cada quien que anda en ellos, mal sabrás
distinguir quién es intruso. Utiliza identificadores de usuario
únicos, huye de los genéricos, crea una administración
sólida y enlaza inexorablemente con RR.HH.
2. ¿Cuáles son los recursos a proteger?
Si no conoces el inventario mal sabrás qué proteger. Haz
tus estudios de riesgo, pero si te desbordan, adopta uno simple: protege
mejor todos los datos de explotación y cierra cualquier camino
que conduzca a ellos.
3. Dado un usuario, ¿a qué puede acceder?
Debes estar en disposición de responderlo para poder cortarle totalmente
el acceso cuando sea urgente.
4. Dado un recurso, ¿quién puede llegar hasta él
y por dónde? Si puedes responder esto para cualquier recurso,
sabrás qué camino debes proteger y tendrás mucho
ganado.
Sé corporativo; no puedes luchar sólo. Confía a tus
colegas de Sistemas los problemas que ves, propón soluciones y
acciones conjuntas. Persigue mutuamente con ellos parches de soft y hard,
ya que tú no puedes perturbar el funcionamiento por muchos arreglos
que estés tentado de exigir. Reclama incesantemente la colaboración
de Dirección.
Comunica siempre por escrito las necesidades que veas de emprender acciones
de defensa o prevención; en seguridad es importante poder demostrar
que no hubo indolencia. Y documenta, porque te lo agradecerás tú
mismo cuando haya prisa.
Sé ecuánime en los costes. La seguridad cuesta y sirve,
pero comprende que es más fácil vender un “nuevo pintado
bonito del coche” antes que un “cinturón de seguridad
de tres puntos de anclaje” cuyas ventajas sólo entienden
los expertos y que quedará obsoleto.
Pelea a fondo para que la seguridad se tenga en cuenta en las aplicaciones
desde la fase de diseño. Pon en tela de juicio los “magníficos”
paquetes comerciales que para funcionar en tu empresa requieren que desarmes
tres o cuatro reglas de seguridad. Protesta, paraliza su despliegue o
sugiere alternativas, pero crea la cultura de que las aplicaciones deben
ser seguras por diseño.
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La
seguridad es la única disciplina informática de la que todos
se atreven a opinar. Pocos juzgarán el enrutado, los sistemas de
backup o los teraflops, pero cuando estés ante
un problema, no faltarán tres o cuatro benditos que te pregunten
“¿tenéis antivirus?”
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Sobre armas
No utilices excesivas armas. Te bastarán los cortafuegos, IDS, antivirus,
herramientas de gestión de usuarios, detectores de vulnerabilidades
y poco más. Pero ten en cuenta que, aparte del presupuesto limitado,
todas ellas requieren expertos y examinar luego sus logs e incidentes,
y el día a día no te dará mucho tiempo. Adereza con
políticas y auditorías.
Utiliza ampliamente tu sexto sentido. Hay detalles irrelevantes que te pueden
poner en la pista de un gran problema: una coma que aparece en un log donde
antes no estaba, un usuario que cuenta como su pantalla repentinamente se
ha puesto verde, un mensaje de error, un pequeño apunte inesperado
anoche a las tres de la madrugada... Tira del hilo.
Sobre personas
Cuida a tu personal. Gestionar la seguridad requiere prisa y desgasta mucho,
y los maliciosos ya no tienen horario, con lo que las personas acaban acusándolo.
Presta atención a las conversaciones triviales. Probablemente cualquier
programador joven recién llegado sabrá mucho más que
tú sobre Java, html, exploits, cracks, J2C, scripts
y similares, y es divertido alardear de saltarnos normas. Habla con ellos
y aprende.
Somos humanos y descuidamos lo obvio: repasa que los administradores no
tengan contraseñas en blanco, que se hayan cambiado las de defecto,
que los datos se sirvan cifrados, que haya registro de actividad (aunque
consuma disco y cpu)...
Un par de consejos
Ten paciencia. La seguridad es la única disciplina informática
de la que todos se atreven a opinar. Pocos juzgarán el enrutado,
los sistemas de backup o los teraflops, pero cuando estés
ante un problema, no faltarán tres o cuatro benditos que te pregunten
“¿tenéis antivirus?”.
Finalmente, nunca estés seguro de estar seguro. A todo hay quien
gana, y los hackers, creadores de virus, vulnerabilidades y demás
malicias, tienen más tiempo que tú para intentar de todo.
No te confíes; ¡esto es la guerra! |