![]() Fraude: lo mejor, cortar por lo sano |
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El aumento en los servicios de banca por Internet de casos de phishing cada vez más numerosos y virulentos, en los que la ingeniería social está reduciendo su protagonismo para írselo cediendo al engaño mediante ataques combinados y muy conseguidos, podría llegar a producir un retraimiento del uso de la red por parte de los usuarios si no se toman medidas serias tendentes a paliar la falta de seguridad de los equipos principalmente en el entorno doméstico, dotando además a los clientes de mecanismos de autenticación fuerte; y también si no se fijan protocolos de actuación entre los distintos agentes implicados en la lucha contra el delito: entidades financieras, proveedores de servicios de la sociedad de la información y, por supuesto, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La política de no invertir en seguridad, pagar a los usuarios afectados y esperar a que el crecimiento de las cifras de fraude llegue a un punto en el que se justifique cómodamente el gasto en medidas paliativas de envergadura, no es muy profesional, posiblemente resulte poco rentable y, desde luego, choca de plano con el mensaje enviado por el Banco de España hace un mes, ahora que tanto se habla de Basilea II. No hay que olvidar que, aunque los malos son los delincuentes –algo que siempre hay que tener muy en cuenta–, reducir el fraude es una obligación. Una obligación de todos. |
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