Ante todo, cabe felicitar a Juan Ignacio Cirac por su trabajo. Recibir nada menos que el Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica es una proeza y el físico español afincado en Alemania ya venía atesorando méritos para ello.
La singularidad de traerle a esta sección es porque la noticia discurre por terrenos conocidos para los lectores de SIC: se premia de Cirac sus investigaciones globales en computación cuántica, y más expresamente, entre otras, su profundización en un campo tan complejo y fascinante como es el de la criptografía cuántica.
Juan Ignacio Cirac es el Director de la división de Teoría del Instituto de Óptica Cuántica de la Sociedad Max Planck –algo así como el CSIC alemán– y las últimas investigaciones de este pionero en el manejo teórico de fotones de luz se ocupan de la transmisión de información en el enmarañado nivel cuántico.
Con independencia de la potencial revolución informática susceptible de surgir a medio plazo (con impacto en la capacidad de factorización de números grandes, algo fundamental en criptografía), lo verdaderamente importante en este momento es congratularnos de su merecidísimo premio y, al tiempo, lamentar que sea Alemania y no España quien acoja sus valiosas investigaciones.
Quizá debamos hacernos eco de sus recientes declaraciones: “El problema de la ciencia en España no está en los científicos, sino en la financiación”. Que tome nota a quien le corresponda.
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