El precio de la información

Las soluciones técnicas que propone la industria especializada en seguridad TIC para prevenir la pérdida de información, están encontrando cierta resistencia entre los compradores del mercado español. Y esto sucede en un momento en que aumentan en todo el orbe las noticias referidas a robos y fugas masivas de datos personales y otras informaciones de valor.
La resistencia antedicha puede deberse a que la activación de ciertas funcionalidades de algunas propuestas tecnológicas de DLP podrían no adaptarse a la forma que en nuestras leyes y en su aplicación toman cuerpo los conceptos de la intimidad y del secreto de las comunicaciones.
Salvando este escollo no trivial, prácticamente todas las organizaciones van a tener que emprender acciones orientadas a DLP, en las que, dicho sea de paso, cristaliza un objetivo primordial de los responsables de gestionar los riesgos de seguridad de la información, y también de aquellos que han de gestionar los riesgos de una mala custodia de la información (en cualquier estado, medio y soporte), incluidos los alusivos al incumplimiento de leyes (LOPD, secreto bancario...).
Nos jugamos mucho, porque no tomar medidas drásticas en este asunto de alcance global, significaría tanto como permitir la consolidación de un mercado negro de información, en el que ésta no sólo tendrá valor, sino que también –y lo peor– se le pondrá precio. Y ya se sabe que una vez que a las cosas de valor se les pone precio, es muy costoso quitárselo.


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