Sin rentabilidad económica, no hay proyecto
Otro de los pilares imprescindibles en estos días de dificultades, además de la gestión de riesgos, es la rentabilidad económica de todo proyecto. Cada día utilizamos más la relación entre beneficio e inversión en toda iniciativa, lo que se conoce en el mundo financiero como ROI (Return of Investment). Gartner postula que sobre el año 2012 no sólo se medirá el éxito del departamento IT utilizando dicho ratio, sino que habrá que tener en cuenta un nuevo parámetro, conocido como ROA (Return on Assets), que incluye el ciclo de vida y la depreciación que se hará sobre un activo determinado.
A pesar de esta acertada visión, a día de hoy exclusivamente se sigue utilizando en todo proyecto informático el indicador ROI, especialmente en los de seguridad IT. Es imperativo que el periodo de recuperación de la inversión sea lo más corto posible además de quedar descartadas de antemano propuestas con difícil justificación económica. Si retomamos ejemplos anteriores, siempre ha resultado complejo demostrar la viabilidad económica de cifrar todos los portátiles de una firma. Es cierto que si trabajamos con información secreta en nuestros dispositivos móviles, como prototipos de clientes o planes estratégicos, podemos llegar a atesorar grandes pérdidas si estos caen en malas manos. Lamentablemente no se percibe como una prioridad, ya que es francamente complejo cuantificar esas hipotéticas pérdidas. Ocurre algo similar con servicios de consultoría llamados de valor añadido, inversiones en infraestructura para evitar posibles interrupciones de servicio, desarrollos con dudosos ahorros aunque aporten nuevas funcionalidades y así, un largo etcétera.
“Reduce” y vencerás
Hoy en día, más que nunca, se busca la reducción en los costes de servicio continuado, ya sea en infraestructuras, aplicaciones o servicios (internalizados o no) críticos para el negocio. Atrás quedan por el momento las funcionalidades extra del departamento IT. Al menos, por el momento.
Esta estrategia exclusivamente enfocada a la reducción de costes del día a día hace que proyectos diferenciadores e innovadores se queden en el cajón por un tiempo. La tendencia está ahora únicamente en consolidar, migrar del proveedor A al B porque B ofrece un descuento sobre A (con posiblemente alguna mejora de servicio) e implantar nuevos sistemas que supongan un ahorro directo en recursos del negocio (entiéndase en el amplio sentido de la palabra).
Lo que nos espera
Sin duda alguna, la estrangulación en futuros proyectos venideros en el sector automoción hará que volvamos a la casuística de los años 80, donde cualquier nueva implantación IT tenía una vida útil de más de 10 años, o incluso hasta 15. Tendremos que volver a acostumbrarnos a tener soportes específicos y caros sobre activos anticuados y con limitaciones funcionales.
Veremos en el año 2015 cómo funciona nuestro sistema de consolidación de logs, nuestra reciente implantación ERP o la virtualización de nuestros servidores. Es aquí donde tenemos que estar preparados, ya que será imprescindible una cabeza responsable capaz de gestionar todos los riesgos y retos que se nos vienen encima. Desde luego nuevas oportunidades y limitaciones para los responsables informáticos y sus proveedores de servicios.